
La mujer abrió la puerta con escoba en mano. El hombre aún yacía dormitando la borrachera. Pero ya era temprano, era hora de hacer el aseo del cuarto y sacarlo... al menos por hoy. Cliente frecuente frecuentaba a muchas y distintas, como jugando una mano de póker las escogía según su ánimo, y ella en silencio observaba, pues le pagaban para hacerlo, una miseria, pero le pagaban. Comenzaba a levantar unas toallas en el baño cuando lo escuchó quejarse, y llamarla, ¿a ella?, sí, el llamaba a la mujer que estaba en el baño, fuera quien fuera. Se asomó lentamente rogándole a dios que se hubiera puesto la ropa, porque qué asco señor este tipo, y lo vió de pié esperándola. Se acercó suavemente a ella como si fueran complices, como si se conocieran, ¿se conocían?, le habló como si se hubieran visto antes ¿se habían visto? y ella pensó que sí, pero que él no lo sabía. No la trató como a una extraña, la abrazó, la beso, y ella impávida, fría, conteniendo la risa, se quedó quietecita, luego él sacó su billetera, le dió la mano masculinamente y se fue. Le había dejado su buena propina descansando en su palma, y pensó 'estúpido borracho, hoy pagaste 2x1" y recordó como vió salir temprano en la madrugada a la señorita que acompañaba al señor contando los billetes de su victoria... 'ni me moví de mi escritorio' pensó, y se puso a sacar las sábanas llenas de sudor mientras pensaba en el pobre tipo que venía al motel todas las noches y que en su decadencia ya no distinguía entre su puta y la chica del aseo.
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