jueves, septiembre 28, 2006

Naturalismo abstracto


Puedes forzarme pero no será lo mismo. La forma acabada con que mueves tus manos, los bostezos inevitables que delatan tu trabajo débil e inconstante, todo te lleva de forma inevitable a desistir.
Sin embargo, vuelves a sentarte en tu escritorio con la mente desviada a algún recuerdo podrido o alguna esperanza irrisoria. No comprendo bien que es lo que te motiva a continuar de forma excesiva y triste con una empresa que parece muerta. Estoy aquí sobre ti recordándote cuán difícil será sacarte de encima el miedo, la estupidez, antes de comenzar mecerme sobre tu cuerpo con experticia.
Te pones de pié ante la incredulidad de tu mente mareada y vacía. Te paseas frente a mí y sorbes la taza de café ansiosamente, comes galletas de forma compulsiva y piensas en los kilos de más, en las noches de desvelo llenas de estrés, en el incumplimiento sucesivo a tus responsabilidades, en el frustrado intento del éxito.
Te apoyas sobre la mesa y te restriegas los ojos. Los cierras, pareciera que tiemblas y yo me pregunto a qué les tiene tanto recelo, cuando miras al cielo como olfateando la inspiración, frunciendo el ceño.

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